¡Oh pago viejo cuánto te añoro!
Sendero largo, camino del arenal.
Estero ancho que en agua mansa
se pierde a lo lejos, bordeando el naranjal.
¡Cuántas veces me esperabas
sentada, muy pensativa,
en la tranquera de tu rancho
o a la sombra del saucedal!
Desde lejos escuchabas
la coscosca de mi montao,
con apero bien chapeao
o escaseando al llegar.
Pasaron años y no te olvido:
vives en mi mente lo mismo; igual que ayer.
Y hasta las auroras me traen recuerdos
de aquella tarde, que yo te juré volver.
¡Cuántas veces me esperabas
sentada, muy pensativa,
en la tranquera de tu rancho,
o a la sombra del saucedal!
Desde lejos escuchabas
la coscoja de mi montao,
con apero bien chapeao,
o escaseando al llegar.
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